Posadas, tradición navideña


Cuando apenas se asimila lo rápido que pasan los meses, la ciudad se llena de luces y es la señal de que la Navidad llegó; pero días antes de esta fecha una tradición se apodera de varias parroquias de Cochabamba: las “posadas”, que recuerdan el peregrinaje de María y José desde su salida de Nazaret hasta Belén, en busca de un lugar para esperar el nacimiento de Jesús.

Los niños son los que se adueñan de esta fiesta religiosa ensayando entusiastas para cuando llegue el momento. Sus melodiosas voces entonando los villancicos de Navidad en los pesebres preparados en cada hogar, crean ese ambiente de paz, casi imposible de lograr en otra época del año.

Dulces, chocolate caliente o algunas masitas, son infaltables para agradecer la participación de los niños que visitan a las familias que quieren tener esta celebración donde también están presentes las oraciones y las reflexiones bíblicas.

El origen de las posadas se remonta a los tiempos de la conquista cuando los españoles llegaron a México, una tradición alrededor de los dioses Quetzalcóatl y Huitzilopochtli en la cultura azteca. La historia cuenta que se realizaban fiestas en las que el pueblo se congregaba en los patios de los templos, con fogatas para esperar la llegada del solsticio de invierno con rituales en honor a ellos.

En contraposición a estos ritos, los agustinos trabajaron en la sustitución de los personajes aunque mantuvieron la celebración dándole características cristianas que promovían la conversión al cristianismo con el concepto de “preparación” para recibir la llegada de Jesús.

Hoy en Cochabamba y desde el primer domingo de Adviento, se realizan estas posadas, una tradición que une a las familias dejando de lado lo comercial y el consumismo típico de estas fechas, para rescatar así el aspecto espiritual y dar paso a la fe que debe crecer en esta espera gozosa del nacimiento de Jesús.

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